Notable e impactante es la cifra porcentual que ubica a América Latina con el 33% de los homicidios en el mundo. También llama la atención que el 50% de los secuestros en el planeta se lleven a cabo en nuestra región. Para dimensionar y verdaderamente considerar la magnitud de estos flagelos, debemos saber que solo el 8% de la población mundial habita en nuestro continente.
Qué ocurre con las políticas públicas sobre seguridad ciudadana? … Los venezolanos, ecuatorianos y argentinos, han calificado la inseguridad como el principal factor de preocupación en sus países. Los uruguayos, los bolivianos y los chilenos, han señalado este elemento como bandera de campaña, en sus respectivas alocuciones ad portas de elecciones presidenciales. La seguridad pública por tanto, hace rato está amenazada y la delincuencia avanza a pasos agigantados.
Es lógico deducir que: la implacable expansión de la droga que llevada por el narcotráfico a todos los sectores; las débiles políticas de seguridad que se han hecho vulnerables por leyes cada vez más apuntando a los derechos que a las obligaciones; la nula cooperación regional entre países para frenar el aumento de las cifras delictivas, … logran en conjunto, lo que los ciudadanos demandan hoy a sus autoridades: justicia y orden público.
Los homicidios y los secuestros como signos de violencia agregados a muchos otros, están generados en los tres factores señalados anteriormente. Lograr vencer el narcotráfico y la drogadicción no solamente es tarea de policías y organismos especializados de prevención, es también tarea de la Educación que deben ejercer los padres (pero están ausentes, o presentes pero ocupados); de los profesores (que están en paros reiterados o que no poseen el compromiso, o la vocación, o la calidad docente); del gobierno (que demuestra ser ineficiente en la gestión, que tiene atisbos de corrupción, que no se empodera de su responsabilidad). Lograr aplicar políticas de seguridad severas y ejemplares que reduzcan el delito, es tarea del mejoramiento de las leyes (no del ablandamiento) cuya labor le corresponde al poder legislativo (cuyos diputados y senadores tardan años en resolver alguna ley de relevancia o que favorezca a la ciudadanía); es también tarea de la optimización del criterio de la judicatura (cuyos jueces deben sentenciar o liberar basados en leyes ya algunas obsoletas); es labor del gobierno, que debe enviar señales a la ciudadanía no solo a través de manifestaciones verbales, ni realizando muestras de gráficos, sino instalando un sistema comunicacional preventivo mayor y transversal a todos los sectores.
Por último, la nula cooperación regional o latinoamericana es a todas luces una vergüenza. El pésimo, pobre y mezquino espectáculo que brindan los jefes de estado a nivel latinoamericano, preocupados de límites, preocupados de sonrisas y muecas, preocupados de tratados de comercio, preocupados de sucesores, preocupados de lo que dijo éste o lo que dirá aquel, y preocupados de cualquier cosa menos de lo fundamental, … es una muestra clara de que el timón del barco está abandonado, y el rumbo o el destino al que nos llevan, no es el más conveniente, … para nadie.
Qué ocurre con las políticas públicas sobre seguridad ciudadana? … Los venezolanos, ecuatorianos y argentinos, han calificado la inseguridad como el principal factor de preocupación en sus países. Los uruguayos, los bolivianos y los chilenos, han señalado este elemento como bandera de campaña, en sus respectivas alocuciones ad portas de elecciones presidenciales. La seguridad pública por tanto, hace rato está amenazada y la delincuencia avanza a pasos agigantados.
Es lógico deducir que: la implacable expansión de la droga que llevada por el narcotráfico a todos los sectores; las débiles políticas de seguridad que se han hecho vulnerables por leyes cada vez más apuntando a los derechos que a las obligaciones; la nula cooperación regional entre países para frenar el aumento de las cifras delictivas, … logran en conjunto, lo que los ciudadanos demandan hoy a sus autoridades: justicia y orden público.
Los homicidios y los secuestros como signos de violencia agregados a muchos otros, están generados en los tres factores señalados anteriormente. Lograr vencer el narcotráfico y la drogadicción no solamente es tarea de policías y organismos especializados de prevención, es también tarea de la Educación que deben ejercer los padres (pero están ausentes, o presentes pero ocupados); de los profesores (que están en paros reiterados o que no poseen el compromiso, o la vocación, o la calidad docente); del gobierno (que demuestra ser ineficiente en la gestión, que tiene atisbos de corrupción, que no se empodera de su responsabilidad). Lograr aplicar políticas de seguridad severas y ejemplares que reduzcan el delito, es tarea del mejoramiento de las leyes (no del ablandamiento) cuya labor le corresponde al poder legislativo (cuyos diputados y senadores tardan años en resolver alguna ley de relevancia o que favorezca a la ciudadanía); es también tarea de la optimización del criterio de la judicatura (cuyos jueces deben sentenciar o liberar basados en leyes ya algunas obsoletas); es labor del gobierno, que debe enviar señales a la ciudadanía no solo a través de manifestaciones verbales, ni realizando muestras de gráficos, sino instalando un sistema comunicacional preventivo mayor y transversal a todos los sectores.
Por último, la nula cooperación regional o latinoamericana es a todas luces una vergüenza. El pésimo, pobre y mezquino espectáculo que brindan los jefes de estado a nivel latinoamericano, preocupados de límites, preocupados de sonrisas y muecas, preocupados de tratados de comercio, preocupados de sucesores, preocupados de lo que dijo éste o lo que dirá aquel, y preocupados de cualquier cosa menos de lo fundamental, … es una muestra clara de que el timón del barco está abandonado, y el rumbo o el destino al que nos llevan, no es el más conveniente, … para nadie.
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