Hoy en dirección al trabajo llamó mi atención en una esquina y procedente de un bus, la mano de un niño de aproximadamente 8 años saludándome con una sonrisa. Por alguna razón inexplicable, me quedé mirándole e instintivamente levante mi mano para devolverle su saludo también con una sonrisa. Fueron quizás un minuto o algunos segundos los que con ese niño compartimos ese saludo tan cordial, pero marcó el comienzo de mi día, y tanto así que me inspira para escribir sobre ese episodio tan común, pero que fue tan especial.
En milésimas de segundo recordé a mis hijos a esa edad, me recordé también yo a esa edad, y recordé todos los juegos y pensamientos inocentes que en esa etapa de la vida se suceden. No existe la mala intención, no hay pugna por intereses, se es ajeno a tanta escasa voluntad, en definitiva es tan maravilloso ser niño … pero paradójicamente cuando lo somos … admiramos el mundo de los adultos y también anhelamos ser grandes, queremos ser como papá, o como la tía, o como mamá, o como aquel “grande” del que incluso imitamos hasta su modo de caminar. Esperamos crecer a la brevedad, pero increíblemente los días son tan extensos, si hasta los cumpleaños al parecer no llegan nunca. Ansiamos tener cierta edad para poseer esa independencia que permite salir solos, decidir qué ropa usaremos, y cuándo y cómo haremos.
Luego de observar al pequeño, reflexionar y saludarle como relataba, mis ojos se situaron en todos los otros pasajeros de ese bus. Pensé es una delegación pues otros niños también viajaban y algunos más pequeños incluso en la falda de otros. Partió el bus y leí el logo que tenía dibujado en su costado … Fundación COANIL (Corporación de Ayuda al Niño Limitado). En ese momento, capté porqué había sentido esa sensación tan fuera de lo común. Esos niños son desde su nacimiento especiales, sus padres son especiales, su entorno también es especial.
Hace unos años producto de un proyecto de integración, tuve la fortuna de observar el proceso que implicó: la admisión y la participación de un grupo de niños sordomudos en la educación media (son poquísimos los colegios en Chile que practican la Integración). Si bien no estuvieron ajenas las dificultades, la discriminación, el objetar y hasta complicar la inserción de estos niños en las aulas, … debo reconocer que uno de los más impactantes momentos que alguien pueda vivir, … es precisamente ver a un niño que se sabe y asume en desventaja, … llorar pero llorar de alegría por sus logros. Más desgarrador aún, es abrazar a un padre o a una madre emocionada desde el alma, quienes han vivido a diario y desde el nacimiento del pequeño, sabiendo que deben luchar contra el mundo.
El premio que quizás no merezco … es una mano saludándome y una hermosa e inocente sonrisa, … adios pequeño niño ... adios!!.
En milésimas de segundo recordé a mis hijos a esa edad, me recordé también yo a esa edad, y recordé todos los juegos y pensamientos inocentes que en esa etapa de la vida se suceden. No existe la mala intención, no hay pugna por intereses, se es ajeno a tanta escasa voluntad, en definitiva es tan maravilloso ser niño … pero paradójicamente cuando lo somos … admiramos el mundo de los adultos y también anhelamos ser grandes, queremos ser como papá, o como la tía, o como mamá, o como aquel “grande” del que incluso imitamos hasta su modo de caminar. Esperamos crecer a la brevedad, pero increíblemente los días son tan extensos, si hasta los cumpleaños al parecer no llegan nunca. Ansiamos tener cierta edad para poseer esa independencia que permite salir solos, decidir qué ropa usaremos, y cuándo y cómo haremos.
Luego de observar al pequeño, reflexionar y saludarle como relataba, mis ojos se situaron en todos los otros pasajeros de ese bus. Pensé es una delegación pues otros niños también viajaban y algunos más pequeños incluso en la falda de otros. Partió el bus y leí el logo que tenía dibujado en su costado … Fundación COANIL (Corporación de Ayuda al Niño Limitado). En ese momento, capté porqué había sentido esa sensación tan fuera de lo común. Esos niños son desde su nacimiento especiales, sus padres son especiales, su entorno también es especial.
Hace unos años producto de un proyecto de integración, tuve la fortuna de observar el proceso que implicó: la admisión y la participación de un grupo de niños sordomudos en la educación media (son poquísimos los colegios en Chile que practican la Integración). Si bien no estuvieron ajenas las dificultades, la discriminación, el objetar y hasta complicar la inserción de estos niños en las aulas, … debo reconocer que uno de los más impactantes momentos que alguien pueda vivir, … es precisamente ver a un niño que se sabe y asume en desventaja, … llorar pero llorar de alegría por sus logros. Más desgarrador aún, es abrazar a un padre o a una madre emocionada desde el alma, quienes han vivido a diario y desde el nacimiento del pequeño, sabiendo que deben luchar contra el mundo.
El premio que quizás no merezco … es una mano saludándome y una hermosa e inocente sonrisa, … adios pequeño niño ... adios!!.
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