Cuando vemos al trapecista en las alturas, equilibrándose y dando cada paso sabiendo que puede ser el último, sentimos la especial sensación del temor, pues todo puede terminar en cualquier momento con la vida del audaz que desafía su propia existencia. Cuando el trapecista llega al fin del cable, suspiramos y logramos la tranquilidad. Lo que nunca querremos es que equivoque el paso y caiga en los brazos del abismo y de la muerte.
Hoy en entrevista radial, el representante de los mapuches en huelga de hambre ya sobre los 78 días, manifestaba su "preocupación por la delicada situación vital que viven los huelguistas y la responsabilidad del gobierno en un eventual resultado de muerte". Posteriormente entrevistada la vocera de gobierno sobre este asunto, expresaba que la responsabilidad es de cada uno de los que arriesga su vida, subrayando que "en Chile nadie con medidas de fuerza o atentados a su propia vida, puede pretender situarse sobre el imperio de la ley".
Son 34 los hombres que exigen mediante la huelga, ser encasillados en otra ley que no sea la Antiterrorista. Vale señalar que todos están encarcelados esperando juicio y sentencia, por hechos delictivos que están debidamente respaldados ante las fiscalías respectivas. También mediante esta huelga, se han agregado otras demandas relacionadas a la etnia, las que es evidente no podrán resolverse en lo inmediato.
Una huelga de hambre es un llamado de atención y eso se ha logrado, llegando no solamente a la opinión pública chilena sino también a la mundial. Desde la distancia, las exigencias fundamentales han sido objetivamente negociadas, y las agregadas también han logrado se estime integrarlas a una mesa de tratativas. Lo que no estaba en la agenda de los huelguistas, es el nublado razonamiento de algunos (nunca de la mayoría) que juegan con la vida no solamente propia sino también con la ajena, modificando a cada momento las demandas (minimizando seriedad), exigiendo garantías en los acuerdos (nadie puede garantizar nada en el mundo), y debilitando cada vez más ante la opinión pública la “legitimidad” de sus demandas. A todas luces los pasos que se han dado ultimamente son equivocados.
Si alguien muere resultado de este asunto, es porque fue utilizado eso es lo objetivo y solo será mártir para sus pares. Lo lamentable será el dolor de la familia. Lo claro es que la decisión de tomar una huelga de hambre tiene solamente dos opciones como resultado, la muerte o la vida. Como para el trapecista, los pasos solamente correctos permiten la existencia, pero solamente uno equivocado termina con la vida.
Hoy en entrevista radial, el representante de los mapuches en huelga de hambre ya sobre los 78 días, manifestaba su "preocupación por la delicada situación vital que viven los huelguistas y la responsabilidad del gobierno en un eventual resultado de muerte". Posteriormente entrevistada la vocera de gobierno sobre este asunto, expresaba que la responsabilidad es de cada uno de los que arriesga su vida, subrayando que "en Chile nadie con medidas de fuerza o atentados a su propia vida, puede pretender situarse sobre el imperio de la ley".
Son 34 los hombres que exigen mediante la huelga, ser encasillados en otra ley que no sea la Antiterrorista. Vale señalar que todos están encarcelados esperando juicio y sentencia, por hechos delictivos que están debidamente respaldados ante las fiscalías respectivas. También mediante esta huelga, se han agregado otras demandas relacionadas a la etnia, las que es evidente no podrán resolverse en lo inmediato.
Una huelga de hambre es un llamado de atención y eso se ha logrado, llegando no solamente a la opinión pública chilena sino también a la mundial. Desde la distancia, las exigencias fundamentales han sido objetivamente negociadas, y las agregadas también han logrado se estime integrarlas a una mesa de tratativas. Lo que no estaba en la agenda de los huelguistas, es el nublado razonamiento de algunos (nunca de la mayoría) que juegan con la vida no solamente propia sino también con la ajena, modificando a cada momento las demandas (minimizando seriedad), exigiendo garantías en los acuerdos (nadie puede garantizar nada en el mundo), y debilitando cada vez más ante la opinión pública la “legitimidad” de sus demandas. A todas luces los pasos que se han dado ultimamente son equivocados.
Si alguien muere resultado de este asunto, es porque fue utilizado eso es lo objetivo y solo será mártir para sus pares. Lo lamentable será el dolor de la familia. Lo claro es que la decisión de tomar una huelga de hambre tiene solamente dos opciones como resultado, la muerte o la vida. Como para el trapecista, los pasos solamente correctos permiten la existencia, pero solamente uno equivocado termina con la vida.
Las huelgas de hambre, al igual que las pataletas de los niños, sólo tienen el efecto y la importancia que los padres (o los gobiernos) les otorguen.
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