“Creemos que el tema debe investigarse a fondo, determinando y castigando cualquier irregularidad o negligencia que se compruebe, por parte de quienes están llamados a prevenir, pero –al mismo tiempo- pedimos que no se demonice a un sector que ha sido vital para el desarrollo del país” (?), y agrega “en momentos de crisis, el comercio se ha mantenido fiel a sus clientes (?), a diferencia de otras industrias. Debemos recordar que durante la última crisis económica este sector no cerró sus puertas crediticias, sino que buscó las formas para seguir operando con ellos”, así expresa Peter Hill – Presidente de la Cámara de Comercio de Santiago, su opinión en lo concerniente al caso La Polar. Claramente en las palabras del Sr. Hill se aprecia preocupación por el sector y deposita la responsabilidad en los organismos de control, pero asimismo es notorio que intenta hacer defensa de lo indefendible. Como el Presidente de la Cámara de Comercio, muchos otros han salido a manifestar la buena calificación del sistema retail, pero a quiénes favorece?.
Si tuviéramos acceso a la billetera de un trabajador en Chile, en ella de seguro encontraríamos no solamente una Tarjeta de Crédito, sino varias bancarias como Visa, Mastercard, Débito y especialmente encontraríamos en la billetera, tarjetas de grandes cadenas de tiendas como Falabella, París, Hites, La Polar, AbcDin, Johnsons, Líder, Santa Isabel, Tottus, Sodimac, Easy, Dijon, Ahumada, Cruz Verde, etc. etc. etc., pues es interminable la lista de empresas de diversos giros comerciales que ofrecen crédito para comprar desde un tornillo, pasando por un analgésico y terminando en artículos de mayor valor. Y cómo llega un ciudadano a tener consigo tanto plástico?. La oferta, la competitividad, y vender es el lema del retail, por tanto no es relevante la capacidad de pago, o cuán endeudado esté el eventual cliente, lo importante es que conforme cartera y llegada la oportunidad utilice la alternativa de compra, que le obligará a pagar intereses que pocas veces son conocidos aunque están establecidos pero no se aplican con rigurosidad, que le obligará a pagar una cuota por administración que la impone el acreedor cuyo resultado no es menor en el global, que le obligará a pagar la prima de una aseguradora desconocida, y que le obligará a orar para que la trazabilidad del crédito no registre inconveniente de mora, pues ante tal situación el valor final que ya es exageradamente oneroso, resultará asfixiante.
Todo el sistema retail opera del mismo modo y si agregamos que algunos de ellos ofrecen también avances de dinero, estamos entonces frente a una industria que genera dinero de manera colosal. El soporte por tanto lo conforman no solamente los clientes, sino mayoritariamente entonces los deudores. Está claro además que nadie ha sido obligado a tomar un crédito para comprar, y está claro que se encuentra instituído en la sociedad que solamente el crédito permite acceso a una mejor calidad de vida. Entonces, todos los elementos mencionados conllevan el riesgo y la amenaza del abuso usurero. Eso precisamente ocurre en el caso La Polar (también en otras y en menor escala quizás), quienes verticalizaron a tal punto el riesgo financiero, que hicieron oídos sordos de la demanda de derechos establecida por los clientes y ocultaron balances reales ante los organismos de control (la suspicacia dice que probablemente en delito de cohecho).
A mi juicio, el aspecto empresarial terminará en las mismas condiciones en que acabó el escándalo de colusión Farmacias, el escándalo de colusión Buses Interurbanos, y otros que son denunciados pero que no tienen resultado punitivo ni ejemplarizador. Y el aspecto deudores tendrá sí un significativo efecto particular y silencioso pues tocará presupuestariamente a cada cliente, pues sin lugar a dudas serán igualmente obligados a pagar con una fórmula que nunca favorecerá sino a la propia empresa.
Si tuviéramos acceso a la billetera de un trabajador en Chile, en ella de seguro encontraríamos no solamente una Tarjeta de Crédito, sino varias bancarias como Visa, Mastercard, Débito y especialmente encontraríamos en la billetera, tarjetas de grandes cadenas de tiendas como Falabella, París, Hites, La Polar, AbcDin, Johnsons, Líder, Santa Isabel, Tottus, Sodimac, Easy, Dijon, Ahumada, Cruz Verde, etc. etc. etc., pues es interminable la lista de empresas de diversos giros comerciales que ofrecen crédito para comprar desde un tornillo, pasando por un analgésico y terminando en artículos de mayor valor. Y cómo llega un ciudadano a tener consigo tanto plástico?. La oferta, la competitividad, y vender es el lema del retail, por tanto no es relevante la capacidad de pago, o cuán endeudado esté el eventual cliente, lo importante es que conforme cartera y llegada la oportunidad utilice la alternativa de compra, que le obligará a pagar intereses que pocas veces son conocidos aunque están establecidos pero no se aplican con rigurosidad, que le obligará a pagar una cuota por administración que la impone el acreedor cuyo resultado no es menor en el global, que le obligará a pagar la prima de una aseguradora desconocida, y que le obligará a orar para que la trazabilidad del crédito no registre inconveniente de mora, pues ante tal situación el valor final que ya es exageradamente oneroso, resultará asfixiante.
Todo el sistema retail opera del mismo modo y si agregamos que algunos de ellos ofrecen también avances de dinero, estamos entonces frente a una industria que genera dinero de manera colosal. El soporte por tanto lo conforman no solamente los clientes, sino mayoritariamente entonces los deudores. Está claro además que nadie ha sido obligado a tomar un crédito para comprar, y está claro que se encuentra instituído en la sociedad que solamente el crédito permite acceso a una mejor calidad de vida. Entonces, todos los elementos mencionados conllevan el riesgo y la amenaza del abuso usurero. Eso precisamente ocurre en el caso La Polar (también en otras y en menor escala quizás), quienes verticalizaron a tal punto el riesgo financiero, que hicieron oídos sordos de la demanda de derechos establecida por los clientes y ocultaron balances reales ante los organismos de control (la suspicacia dice que probablemente en delito de cohecho).
A mi juicio, el aspecto empresarial terminará en las mismas condiciones en que acabó el escándalo de colusión Farmacias, el escándalo de colusión Buses Interurbanos, y otros que son denunciados pero que no tienen resultado punitivo ni ejemplarizador. Y el aspecto deudores tendrá sí un significativo efecto particular y silencioso pues tocará presupuestariamente a cada cliente, pues sin lugar a dudas serán igualmente obligados a pagar con una fórmula que nunca favorecerá sino a la propia empresa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
siempre será bienvenido su aporte y comentario, gracias por su opinión