Existe la posibilidad de que alguien posea un título profesional, sin estudios previos?. Esa es la pregunta fundamental que trató un reportaje periodístico emitido anoche por Chilevisión (CHV) denominado “En La Mira”. Es muy relevante el tema, si consideramos que los resultados de “la prueba”, no tuvieron objeción alguna en las instancias que debían sino controlar, acreditar la veracidad del título propuesto por la investigación.
Se observaba en el programa, como en plena calle se transaba la venta de títulos falsos según requerimiento, y por sumas que variaban entre los $80.000.- por uno de grado técnico, hasta los $250.000.- por un título universitario de “Médico” con especialidad en “Cardiología”. Este último logró fotocopias legalizadas en una Notaría, logró talonarios de Recetas, logró la compra de Medicamentos Psicotrópicos (drogas controladas contra receta) y solo le faltó concurrir a una entrevista para lograr desempeñarse en el área.
Luego en el Programa, se presentaron entrevistas con personas que postulaban a trabajos cuyos antecedentes personales mencionaban la posesión de título profesional, títulos que previamente investigados en la Universidad que supuestamente los había emitido, se señalaba la no existencia en los registros. Nótese que las entrevistas se realizaron a una Educadora de Párvulos y a un Ingeniero Civil. En definitiva existe en el ámbito profesional este delito, el que por demás tiene una pena irrisoria, pero la responsabilidad está depositada en los organismos, e instituciones, y en quienes toman los servicios profesionales de estos inescrupulosos.
Obtener un título profesional universitario, técnico universitario y técnico implica estudios y años de esfuerzo, para luego de ello aplicar en lo laboral, los conocimientos y experticia según especialidad. Si bien no existe un registro de profesionales unificado o nacional, es cierto cada Universidad en Chile es responsable de los registros de sus profesionales. Lo importante no es solamente el título sino la acreditación también de los estudios, lo que se logra con la certificación de las calificaciones, y también, como lo exigen los programas de Doctorado y Magister, la certificación del ranking de promoción obtenido por el profesional postulante. Es tan así la rigurosidad universitaria en la actualidad, que en el extranjero y en Chile también, para acreditar el título se exige incluso la presentación de todos los Programas de Asignatura, documentos que poseen los detalles curriculares de cada asignatura del Plan de Estudios respectivo.
La falla se encuentra en el sistema exógeno al universitario. Los ámbitos responsables de Recursos Humanos en las empresas, los requirentes de Servicios Profesionales, los prestadores colaterales a cada actividad, etc., todos debieran obligatoriamente acreditar (confirmar) los títulos de sus profesionales o postulantes a cargos con cada universidad o instituto profesional.
Como lo hace por ejemplo el Consulado de España en Chile con los títulos profesionales para validación en la península. Si bien el documento es emitido por la Universidad que corresponda en Chile, aquel debe previamente legalizarse en el Ministerio de Educación y en el Ministerio de Relaciones Exteriores, para luego presentarlo en el consulado. Lo importante en este caso, es que una vez recibido el documento, el Consulado oficia o escribe al Secretario General de la Universidad según el caso, y solicita confirmar y acreditar la existencia del título presentado. Solamente así se brinda validez a un título profesional, pues las fallas del sistema, precisamente están en las manos de quienes dicen poseer tal o cual título, no en quienes lo avalan.
Se observaba en el programa, como en plena calle se transaba la venta de títulos falsos según requerimiento, y por sumas que variaban entre los $80.000.- por uno de grado técnico, hasta los $250.000.- por un título universitario de “Médico” con especialidad en “Cardiología”. Este último logró fotocopias legalizadas en una Notaría, logró talonarios de Recetas, logró la compra de Medicamentos Psicotrópicos (drogas controladas contra receta) y solo le faltó concurrir a una entrevista para lograr desempeñarse en el área.
Luego en el Programa, se presentaron entrevistas con personas que postulaban a trabajos cuyos antecedentes personales mencionaban la posesión de título profesional, títulos que previamente investigados en la Universidad que supuestamente los había emitido, se señalaba la no existencia en los registros. Nótese que las entrevistas se realizaron a una Educadora de Párvulos y a un Ingeniero Civil. En definitiva existe en el ámbito profesional este delito, el que por demás tiene una pena irrisoria, pero la responsabilidad está depositada en los organismos, e instituciones, y en quienes toman los servicios profesionales de estos inescrupulosos.
Obtener un título profesional universitario, técnico universitario y técnico implica estudios y años de esfuerzo, para luego de ello aplicar en lo laboral, los conocimientos y experticia según especialidad. Si bien no existe un registro de profesionales unificado o nacional, es cierto cada Universidad en Chile es responsable de los registros de sus profesionales. Lo importante no es solamente el título sino la acreditación también de los estudios, lo que se logra con la certificación de las calificaciones, y también, como lo exigen los programas de Doctorado y Magister, la certificación del ranking de promoción obtenido por el profesional postulante. Es tan así la rigurosidad universitaria en la actualidad, que en el extranjero y en Chile también, para acreditar el título se exige incluso la presentación de todos los Programas de Asignatura, documentos que poseen los detalles curriculares de cada asignatura del Plan de Estudios respectivo.
La falla se encuentra en el sistema exógeno al universitario. Los ámbitos responsables de Recursos Humanos en las empresas, los requirentes de Servicios Profesionales, los prestadores colaterales a cada actividad, etc., todos debieran obligatoriamente acreditar (confirmar) los títulos de sus profesionales o postulantes a cargos con cada universidad o instituto profesional.
Como lo hace por ejemplo el Consulado de España en Chile con los títulos profesionales para validación en la península. Si bien el documento es emitido por la Universidad que corresponda en Chile, aquel debe previamente legalizarse en el Ministerio de Educación y en el Ministerio de Relaciones Exteriores, para luego presentarlo en el consulado. Lo importante en este caso, es que una vez recibido el documento, el Consulado oficia o escribe al Secretario General de la Universidad según el caso, y solicita confirmar y acreditar la existencia del título presentado. Solamente así se brinda validez a un título profesional, pues las fallas del sistema, precisamente están en las manos de quienes dicen poseer tal o cual título, no en quienes lo avalan.
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