"Cuando tenga un hijo, quiero que sea futbolista para que no tenga problemas económicos", lo expresado, por un pariente y derivado de una conversación sobre la fama y poder adquisitivo que tienen ciertos nombres, que juegan el deporte del fútbol en el extranjero y en Chile.
Esteban Paredes |
El perfil de un futbolista en muy pocas ocasiones ostenta un título profesional o técnico, y generalmente proviene de sectores con una alta vulnerabilidad socioeconómica. Presenciamos entonces una exigencia mayor sobre estos personajes, cuando la formación educativa y valórica fundamentalmente han estado ausente en su desarrollo. En consecuencia, es natural que las conductas y actitudes estén sometidas a la crítica, y en varios casos también a la farándula mediática.
Que un jugador en estado etílico atropelle y mate a alguien, que un jugador recepte televisores robados y los revenda entre sus pares, que un jugador ebrio choque un Ferrari y vocifere que Chile pierde si le llevan a la justicia, que un jugador sea alcohólico y no logre frenar su adicción generando alboroto público, que un jugador compre anillos de dudoso origen, que un jugador frente a un micrófono tenga escaso y pobre lenguaje, y que un jugador se encuentre una y otra vez en escándalos, etc., etc., ... es sólo la manifestación de su origen. Lo positivo de todo esto, es la lección que cada uno de los tropiezos les brindan, pues cuando la educación es mínima la formación valórica también es débil y busca de una u otra forma situarse en el lugar que corresponde en la Sociedad.
Es cierto que un jugador de fútbol famoso es un referente para los niños, pues ellos los consideran ícono de un futuro esplendor, pero lo que también es importante comprendan los niños, es que el deporte permite a los menos la fama y a millones el fracaso, y que esos famosos aún jugando forman a diario sus valores y a diario también se educan en un interminable y constante crecimiento, ... como a todos nos ocurre !!
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