lunes, 14 de mayo de 2012

PODER SOBRE EL PERIODISMO, ... cotidiano y silente

A comienzos de este mes de Mayo, T13 (teletrece) del canal de señal abierta de la Pontifica Universidad Católica en su noticiario central emitido a las 21:00 hrs., trajo novedades en su línea de presentación entre las que se encontraban la inserción del exitoso (por años) programa de investigación periodística denominado “CONTACTO”. Luego de que en la primera semana se tratara el tema de los Billetes Falsos en dos capítulos, en la segunda se proponía el tema de la Discriminación contra las “NANAS”. Nana se llama en Chile a la persona que presta servicios de aseo, mantención, cocina, cuidado de menores y también de la casa, siendo este un servicio de alta necesidad para quienes deben producto de sus obligaciones estar ausentes de sus hogares, o bien, para quienes tienen la solvencia suficiente. 

Así, el reportaje trataba sobre situaciones particulares que en la realidad es estadísticamente poco probable que se sucedan. La “NANA” ella vestida con su uniforme de trabajo (delantal) y en compañía de su marido (ambos actores) se presentaban en Colegios del Barrio Alto de Santiago, consultando a quienes les atendían por una “vacante” para la hija del matrimonio. Luego, el ejercicio periodístico implicaba la petición de una mujer (actriz no disfrazada), quien solicitaba vacante para su hija y en los mismos establecimientos educacionales visitados previamente por la “nana”. Vale señalar que el reportaje en su ejecución, se realizó con cámaras de video ocultas, ‘in situ’ y a distancia. Las situaciones resultaron lógicamente en diferencias de índole social, pero a mi juicio no existió discriminación, generándose sí rasgos de segregación que son naturales y establecidos dentro de la sociedad. 

Es poco probable que alguien en la tarea de obtener una vacante para educar a su hijo, en el colegio del nivel que sea (político, religioso, económico, social, etc.): primero olvide su propia presentación personal comenzando por la higiénica y terminando por la del vestuario, segundo no considere ni contemple sus propios recursos y alcances económicos, y tercero pretenda acogida “natural” de terceros cuando claramente está fuera de contexto. Por otra parte, la manera de hacer reportajes con cámaras ocultas, no creo sea parte de lo que enseñan las escuelas de periodismo en Chile, asimismo lo encuentro altamente riesgoso. Por el contrario, la noticia y la investigación periodística que se enseña, debe poseer y cumplir con varios factores, comenzando siempre por la ética. En buenas cuentas fue un mediocre reportaje, que intentó desnudar una realidad que más que conocida está asumida por la sociedad, y que cuestiona el hecho de ridiculizar a personas quienes en el cumplimiento de su trabajo decían sutilmente lo que todos sabían, incluso los televidentes. 

Lo relevante y también lo grave de todo esto, es la censura por parte del canal televisivo a la segunda parte del reportaje, pues nunca se vió lo prometido como consecuencia de la primera entrega. Alguna mano poderosa actuó sin duda, alguien no permitió que se ridiculizara a alguna de las entrevistadas, alguien se desagradó con la exposición mediática de algún colegio, en definitiva alguien con demasiada influencia hizo sentir su poder para emitir o no emitir, lo conveniente o lo inconveniente. Fuimos testigos entonces de la presencia del poder de las comunicaciones, pues en contadas ocasiones nos muestra la cara. Finalmente, este caso se llevó consigo dos renuncias de altos ejecutivos del grupo periodístico del canal, y también dejó no pocos heridos en la batalla posterior frente a los cuestionamientos profesionales y sociales. Lo claro es que la mano del poder estuvo, actuó, instruyó, ordenó, y desapareció (hasta una próxima oportunidad).

1 comentario:

  1. Estimado Ahlejandro (asumo que tu nombre es Alejandro); también asumo que eres tú mismo el que redacta estos artículos y por lo mismo te quería felicitar. Pregunta: qué profesión tienes?

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