Bajar música de la red, es una práctica más que común cotidiana y seguramente a futuro será una más de las aplicaciones multimedia que ofrecerán: tanto los computadores (que tendrán cada día mayor capacidad de almacenamiento) y sus accesorios; la Internet con sitios con mayor cantidad de gigas para atesorar los temas en sitios personales; y un sinfín de alternativas tecnológicas (como los celulares), que harán de la música una pertenencia más que un privilegio. En la década del ’70 la cinta de cassette revolucionó el ámbito musical, ya anunciando con su presencia que el negocio de vender por los sellos discográficos corría peligro. Luego la aparición de los discos compactos a mediados de los ’80, colocó una lápida a la cinta e hizo en algo resurgir las ventas. Pero la masificación de los computadores, ha mermado y por consiguiente ha reducido a su mínima expresión el negocio de la venta de discos. A diario las empresas de ventas de discos proponen ofertas, amplían el giro vendiendo ahora libros y de un cuanto hay, tratando de sobrevivir a la competencia silenciosa pero abrumadoramente titánica de la Internet.
Pero en razón de qué me refiero a esto?. Si bien concuerdo en el contexto de la música, en que la piratería o el apropiamiento del arte es una ilegalidad que debe ser perseguida y sancionada, también considero paradojalmente que ello trae consigo la verdadera difusión y la verdadera notoriedad del talento. Si nos situamos en la década del ’40 pasada, los cantantes y artistas musicales solo eran en ese entonces conocidos en su medio, y también solo por la radio, pero, si aquellos deseaban ser apreciados masivamente debían presentarse en vivo y cada vez ante una mayor cantidad de público que se maravillara con sus aptitudes vocales o instrumentales o creativas de composición. También así sucedió con los grandes compositores de la música clásica, quienes jamás tuvieron ganancias de hecho que les permitieran disfrutar de una vida enriquecida, pero se hicieron famosos gracias a la admiración de quienes interpretaron sus obras.
Así entonces, en la actualidad como un vendaval, los artistas recorren el mundo entero realizando presentaciones en vivo no solamente para que su talento se reconozca y se valore, sino que ahora también como antes, también lo hacen para sobrevivir. Esto es positivo pues si el cantante o artista es bueno, indudablemente tendrá un lleno de público envidiable por sus pares, y volverá a llenar butacas y estadios una y otra vez. Asimismo si el cantante o artista no es tan bueno, irremediablemente el público le abandonará, con esa actitud calificando su obra de leve y pasajera.
Finalmente recuerdo en este orden un cantante entrevistado hace algunas décadas, quien expresaba que el dinero recibido por su talento no era tan relevante comparativamente a la onerosa ganancia de su sello discográfico o la empresa que le había permitido triunfar. Concluyo entonces que la piratería en este caso, quizás coloca las cosas en su lugar.
Así entonces, en la actualidad como un vendaval, los artistas recorren el mundo entero realizando presentaciones en vivo no solamente para que su talento se reconozca y se valore, sino que ahora también como antes, también lo hacen para sobrevivir. Esto es positivo pues si el cantante o artista es bueno, indudablemente tendrá un lleno de público envidiable por sus pares, y volverá a llenar butacas y estadios una y otra vez. Asimismo si el cantante o artista no es tan bueno, irremediablemente el público le abandonará, con esa actitud calificando su obra de leve y pasajera.
Finalmente recuerdo en este orden un cantante entrevistado hace algunas décadas, quien expresaba que el dinero recibido por su talento no era tan relevante comparativamente a la onerosa ganancia de su sello discográfico o la empresa que le había permitido triunfar. Concluyo entonces que la piratería en este caso, quizás coloca las cosas en su lugar.
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