33 DE ATACAMA, ... breve reflexión

Es innegable la satisfacción y alegría mediática a nivel mundial producida por el rescate de los 33 mineros de Atacama en Chile. No hay quien no haya comentado su opinión sobre este tema, y concordado en la descarada sobreexposición que este asunto ha tenido hasta hoy. Son pocos los que escapan de la muerte, más cuando aquella se percibe tan próxima y con tan mínimas oportunidades de escape. Los momentos vividos por este grupo de hombres a 622 metros de profundidad, seguramente estuvieron marcados por conflictos, encuentros radicales de posturas, levantamiento de falsos liderazgos, e incluso agresiones verbales y físicas. Hago empatía con la circunstancia y me siento apesadumbrado, pero lo que sí creo ocurrió a cada uno de estos hombre fue el encontrarse cara a cara con sus nostalgias y el reconocimiento de sus defectos, así como de sus errores previos a este evento. Errores especialmente con sus seres queridos. En momentos tan límites de sobrevivencia, el ser humano levanta los ojos al cielo y viaja a lo más profundo de su intimidad, prometiendo y jurando que existirán verdaderos cambios personales o redimiendo de algún modo los comportamientos, si se le permite una nueva OPORTUNIDAD.

La fragilidad de la memoria, el exitismo efímero, la elevación al rango de héroes, la recepción comunicacional y periodística, y los incesantes sucesos de protagonismo posterior, harán que la mayoría de los mineros olviden la promesa que hicieron consigo mismos. Desde mi punto de vista solo son favorecidos por la fortuna y son un grupo humano que desconoce la manipulación vertiginosamente peligrosa a la que están expuestos. La DIVISIÓN vendrá lenta y segura entre ellos al fragor de los hechos posteriores, sino ellos los familiares instigarán las diferencias, unos se sentirán postergados, otros se verán envueltos en escándalos, otros no soportarán la indiferencia social, otros serán mal asesorados cometiendo errores, y en definitiva los menos aprovecharán la circunstancial fama en beneficio propio, pero ellos serán los menos sino ninguno.

Hoy los mineros han interpuesto demandas: a los propietarios de la empresa minera que a todas luces funcionaba muy por debajo de los mínimos estándares; al mismo Estado que no veló por el cumplimiento de las normas pero que no escatimo recursos humanos, tecnológicos y materiales para rescatarles; y han cometido el error de exigir a la sociedad chilena que situaciones como ésta no vuelvan a ocurrir, siendo esa solo una facultad de la ciudadanía en su conjunto. Olvidan fundamentalmente que han sido favorecidos por una circunstancia especial que bien la expresa el ingeniero de CODELCO André Sougarret cuando dice en entrevista a EL MERCURIO de Octubre 17 de 2010: “Yo hablaría de suerte. No es una especie de milagro, porque la verdad es que estábamos planificados para que esto sucediera. Pero un ejemplo: nosotros pensábamos que el sondaje iba a tomar una dirección y se iba en otra que nos beneficiaba. Eso ocurrió con el último, que finalmente se convirtió en el Plan B. No teníamos mucha esperanza de que llegásemos, pero el sondaje rompió. Necesitábamos que se verticalizara y cambiara de dirección en el fondo. Y eso ocurrió en el último tramo, cuando es más difícil. Y cayó justo en una esquina de la galería. O sea estamos hablando de centímetros. Tuvimos suerte ahí... o ayuda”. Tiene razón Sougarret, pues dar la dirección correcta a una sonda es complejo, pues la distancia, la ductilidad del terreno, la precisión de los cálculos, y el tiempo que avanzaba en desfavor, se conjugaban con factores humanos insospechados y a cada momento más atentatorios a las decisiones.

La calificación de este suceso queda sujeto a la visión de la vida que cada uno posee, pero la ingeniería hizo lo suyo, y otros elementos definitivamente desconocidos también lograron el éxito. Lo definitivo es que las oportunidades existen, y que modifican la vida trazando caminos insospechados que resultan en un destino siempre incierto para cada uno. La lección es que la INCERTIDUMBRE debe ser de alguna manera también considerada, y aún así continuar adelante.