En diciembre de 2007 y al interior de una familia esforzada cuyo hogar se ubica en una población periférica de Santiago de Chile, un joven planteaba a sus padres su interés por estudiar Pedagogía Básica pues se encontraba a punto de egresar de la Enseñanza Media (High School). Habiendo estudiado en un sistema educacional científico humanista por cuatro años, esa alternativa solo le ofrecía sujeción a un buen resultado en la Prueba de Selección Universitaria (PSU) para continuar estudios superiores.
Pues bien, intuyendo que los conocimientos recibidos en la Enseñanza Media desnudarían sus limitaciones en dicha prueba (PSU), resultando aquella en un bajo puntaje sin posibilidades de competir por una vacante de la Oferta Académica del Consejo de las Universidades Chilenas (CRUCH), proponía entonces a sus padres la alternativa de estudiar en alguna Universidad privada, para así con esfuerzo tanto de sus progenitores como el propio, concluir sus estudios coronándolos con un título profesional de Profesor. Hecho lo anterior, los padres luego de muchos análisis financieros (sacrificio presupuestario), decidieron brindar la oportunidad a su hijo costeándole los estudios en la Universidad.
El día de hoy ya egresado de su carrera de pedagogía, aquel joven participó el 2010 en la prueba Inicia que mide conocimientos pedagógicos y contenidos según área. Prueba “voluntaria” para la institución de educación superior, pero obligatoria para quienes pertenecen a esa universidad. Es importante señalar a su vez que habiendo 59 universidades en Chile que dictan la carrera de Pedagogía Básica, solo 43 participaron de este proceso de evaluación.
Conocidos los resultados generales de la prueba donde los porcentajes de logros solo llegaron al 51%, el día ayer el Ministro Joaquín Lavín calificó como “preocupante” el asunto. Y el día de hoy el Subsecretario de Educación Fernando Rojas y en entrevista radial, lapidaba a los egresados al decir “un profesor que no sabe la materia no puede enseñar”.
Definitivamente está a la luz que los estándares curriculares no son proporcionales entre universidades, y que el LUCRO se apoderó del sistema de la educación superior, teniendo el Estado la mayor responsabilidad en esto pues la fiscalización metodológica no se aplica con toda la rigurosidad que la Ley establece. En Chile existen 64 universidades de las cuales 25 son “estatales” y el resto son privadas. Si bien algunas privadas (contadas con los dedos de una mano) son excelentes en desarrollo, academia, infraestructura e investigación, otras solo se han dedicado a lanzar al mercado, profesionales de nivel mucho menos que menor. Esa es la verdadera realidad y a la que públicamente nadie se refiere.
Por tanto si ese joven que estudió y tiene un título de profesor otorgado por alguna definitivamente mala universidad, tendrá que esforzarse más aún y mejorar su currículum y conocimientos con algún magister o perfeccionamiento profesional que le permita superar la debilitada base y por tanto, tener alumnos que aspiren a un mejor futuro y compitan con igualdad de condiciones en la sociedad. En el intertanto, universidades de dudosa calidad académica continuarán apareciendo y desapareciendo (como ya hemos visto) del MERCADO DE LA EDUCACIÓN. Seguiremos presenciando los fracasos como éste de INICIA. Y mientras ... la generación de alumnos que serán los futuros profesionales, tendrán menos conocimientos del esperado en el desarrollo de sus funciones.
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