Por estos días en que la muerte de Augusto Pinochet es titular de noticias televisivas, radiales y escritas, también comentario frecuente en las mesas de trabajo como en los hogares de nuestra nación, he querido detenerme a reflexionar sobre este asunto contingente pero desde la perspectiva de un sencillo ciudadano como la mía. Es sabido que Augusto Pinochet encabezó el Golpe de Estado del 11 de Septiembre de 1973 en Chile y se elevó a rango Presidente de la República mediante la Constitución de 1981 aprobada por la ciudadanía en votación popular, viciada o no, no puesta en tela de juicio por los poderes del Estado en aquella oportunidad. Vale señalar que era un contexto de Estado diferente al actual, dónde se ejercía el atropello sistemático de los Derechos Humanos, situación que era frecuente no solamente en la nación chilena sino también en otros países del cono latinoamericano. De un modo u otro, Pinochet marcó la historia de los chilenos con su “gobierno” de 17 años pues entregó el poder Ejecutivo -posterior a perder la votación popular de continuidad de su mandato con el “No” ciudadano- a Patricio Aylwin, legítimo ganador de la Presidencia en elección, aceptando así la mayoritaria decisión popular y abriendo de esa manera las puertas a la democracia.
Sin lugar a dudas la justicia chilena, basada en diversos argumentos que la ley permite en lo procesal, fue incapaz de someter a juicio y declarar por tanto culpable o inocente de los cargos a Augusto Pinochet, eso marcó un precedente importante en la sensación de injusticia que existía entre los detractores al régimen dictatorial liderado por Pinochet. Los adherentes por otra parte, defendían y defienden la calidad de gobernante de Pinochet, atribuyéndole gran parte del desarrollo actual y económico del país.
Sin duda gobernar es complejo, sin duda alguien o algunos son perjudicados, atropellados y dejados al margen o discriminados frente a las decisiones resolutivas de un estadista, pero Pinochet y despojado de toda tendencia política, vivió y abusó la gloria del poder … y sufrió la desdicha del desprestigio frente a las acusaciones de tirano y de enriquecimiento ilícito, acusaciones que a gran parte de los chilenos nos hubiese gustado, hubiera demostrado inocencia o culpabilidad en tribunales.
La división, entre el amor y el odio que generó este hombre es relevante, pero ya fallecido estamos llamados a respetar el dolor de la familia y de quienes lo estiman y reconocen, por otra parte ... la muerte nos llegará a cada uno y también –pero no públicamente- seremos juzgados. Como corresponde a la conciencia moral, solo puedo permitirme la intención de decir Q.D.E.P., que lo logre su alma o no, es asunto solamente de él.
Sin lugar a dudas la justicia chilena, basada en diversos argumentos que la ley permite en lo procesal, fue incapaz de someter a juicio y declarar por tanto culpable o inocente de los cargos a Augusto Pinochet, eso marcó un precedente importante en la sensación de injusticia que existía entre los detractores al régimen dictatorial liderado por Pinochet. Los adherentes por otra parte, defendían y defienden la calidad de gobernante de Pinochet, atribuyéndole gran parte del desarrollo actual y económico del país.
Sin duda gobernar es complejo, sin duda alguien o algunos son perjudicados, atropellados y dejados al margen o discriminados frente a las decisiones resolutivas de un estadista, pero Pinochet y despojado de toda tendencia política, vivió y abusó la gloria del poder … y sufrió la desdicha del desprestigio frente a las acusaciones de tirano y de enriquecimiento ilícito, acusaciones que a gran parte de los chilenos nos hubiese gustado, hubiera demostrado inocencia o culpabilidad en tribunales.
La división, entre el amor y el odio que generó este hombre es relevante, pero ya fallecido estamos llamados a respetar el dolor de la familia y de quienes lo estiman y reconocen, por otra parte ... la muerte nos llegará a cada uno y también –pero no públicamente- seremos juzgados. Como corresponde a la conciencia moral, solo puedo permitirme la intención de decir Q.D.E.P., que lo logre su alma o no, es asunto solamente de él.
Mmmmm
ResponderBorrarCreo que sería justo decir "un descanse en paz" por todos y cada uno de los detenidos desaparecidos a quienes sus familias no les queda más que recordar con una lápida con su nombre en un cementerio...
Concuerdo con una parte de tu texto sobre los sentimientos encontrados que produjo su muerto, considerando que LA JUSTICIA UNA VEZ MÁS EN ESTE PAIS NO FUE CAPAZ DE DAR UNA CONDENA A ALGUNA DE SUS MUCHAS QUERELLAS...
Solo me quedo con la en convencimiento que "la yerba mala SI muere..."
Mis saludos,
Vic
obviamente que sù alma jamas descansara en paz............debe estar revolcandose en las llamas del infierno..........porque de algo si estoy segura aya arriba si existe la justicia........
ResponderBorrarsorry son mis sentimientos
leí y volví a leer lo escrito acerca de Pinochet..tantos sentimientos me provoca esa sola palabra, ese solo nombre, pero sólo quiero decir que después del 11 de septiembre de 1973, este país jamás volverá a ser el de antes, lo que es peor..nosotros, los de antes, jamás volveremos a ser los mismos. Nos despojaron de nuestros sueños e ilusiones abruptamente, somos parte de una generación marcada y hemos tenido que aprender a vivir con eso, bien o mal no es el caso.
ResponderBorrarCreo me alejé de la idea principal, que es la muerte del tirano..cosa que no me alegró para nada,porque no pudo ser enjuiciado como correspondía..pero es que estamos en Chile y su justicia..
Saludos aromita