El día de ayer y hoy, he seguido con mucha atención el caso del joven de 19 años Jorge Lizama, quien en un fallo en primera instancia de un tribunal, ha sido condenado a prisión por 60 días en una cárcel recién inaugurada. Vale consignar que este fallo se desprende de las “acciones violentistas” en las que participó este joven días atrás y con motivo de manifestaciones por parte de estudiantes y civiles en conmemoración del día del Joven Combatiente. A su vez, el hecho específico por el cual se falló, fue el haber participado en el atentado a la jueza Gloria Ana Chevesich en la vía pública, jueza que al momento de estar conduciendo su automóvil y obligada a detenerse en un semáforo, sufrió la rotura de uno de sus vidrios y rallados en la carrocería, posteriormente todo esto visto por televidentes en los diversos noticiarios de aquella oportunidad. El sábado recién pasado en la Revista del Sábado del Mercurio leía un par de artículos sobre el perfil de este joven y otro que profetizaba un movimiento futuro mucho más violento, en virtud de la incapacidad de respuesta por parte del gobierno a demandas ciudadanas (transantiago) y estudiantiles (educación), aún no resueltas por el Ejecutivo.
Pero quiero situar mi reflexión en el fallo y en el joven Lizama. En primer lugar tuve la oportunidad de ver la entrevista televisiva al padre de este joven, quien reconocía el cierto protagonismo de su hijo en los hechos que se le imputaban, asimismo, al momento de concluír hizo un alcance que para mí fue relevante, el que señalaba “si no hubiese sido la jueza la que hubiese sido víctima, hubieran tratado ustedes a mi hijo como lo tratan? … temo por lo que le pueda pasar”. Valiente el papá y admiro el amor por su hijo al enfrentar a los medios. Notable es la eficiencia y velocidad de la justicia cuando se trata de uno de sus integrantes, recordemos que en menos de 24 horas el joven Lizama fue hallado e impugnado. Desafortunadamente hay una desproporción entre la justicia que demandan algunos y la justicia que reciben otros. Hay tantos y tantos casos, en los que los tribunales por años no resuelven absolviendo o penalizando.
En segundo lugar y lo más importante en este asunto es la vida y el impacto que este hecho tendrá para el joven Lizama. Según leía había participado -sin comprobarse- en hechos anteriores de ataques a la Moneda, no estudia, recién llevaba algunos días trabajando (hasta el día de la manifestación), proviene de familia con padres separados desde sus 9 años, el padre tiene la tuición, la madre vive en provincia, es vegano (no consume alimentos proveniente de animal) y se le califica de anarquista, aunque él dice ser liberalista. Todos estos datos más la imagen desdeñada lo convierten en un joven que sin duda genera rechazo por los radicales y ortodoxos de nuestra sociedad, pero … es humano. El fallo que lo penaliza a 60 días de cárcel es a mi juicio un grave error. Creo que lo punitivo debe derivar también en caminos que otorguen oportunidades y espacios que distingan aspectos disciplinarios fundamentalmente. También no justifico que se impugne a uno solamente, siendo varios y aproximadamente 10 los que participaron en los hechos. Hay mucho dentro de ese joven, que lo hacen valioso, pues ha manifestado estar arrepentido (de nada sirve), seguramente luego de charlas y sugerencias de personas que sí le aman.
El ambiente penitenciario es un impacto que este joven llevará de por vida. No es para nada una lección como dijo el fiscal, es a mi entender una manera de hacerle sentir el peso y la dimensión del poder –de paso enviando un mensaje y una señal a los jóvenes de nuestro país-, y es un modo de reprimir hasta el dolor con la esencia de la JUSTICIA.
De mucho a diario somos culpables, de nada se nos condena, menos nos excusamos y menos asumimos, pero cuando clamamos por justicia … al parecer ella no se aplica con imparcialidad. Finalmente y asumiendo la impotencia de no contar con la respuesta … me pregunto si la jueza está conforme con el fallo y la condena …
Pero quiero situar mi reflexión en el fallo y en el joven Lizama. En primer lugar tuve la oportunidad de ver la entrevista televisiva al padre de este joven, quien reconocía el cierto protagonismo de su hijo en los hechos que se le imputaban, asimismo, al momento de concluír hizo un alcance que para mí fue relevante, el que señalaba “si no hubiese sido la jueza la que hubiese sido víctima, hubieran tratado ustedes a mi hijo como lo tratan? … temo por lo que le pueda pasar”. Valiente el papá y admiro el amor por su hijo al enfrentar a los medios. Notable es la eficiencia y velocidad de la justicia cuando se trata de uno de sus integrantes, recordemos que en menos de 24 horas el joven Lizama fue hallado e impugnado. Desafortunadamente hay una desproporción entre la justicia que demandan algunos y la justicia que reciben otros. Hay tantos y tantos casos, en los que los tribunales por años no resuelven absolviendo o penalizando.
En segundo lugar y lo más importante en este asunto es la vida y el impacto que este hecho tendrá para el joven Lizama. Según leía había participado -sin comprobarse- en hechos anteriores de ataques a la Moneda, no estudia, recién llevaba algunos días trabajando (hasta el día de la manifestación), proviene de familia con padres separados desde sus 9 años, el padre tiene la tuición, la madre vive en provincia, es vegano (no consume alimentos proveniente de animal) y se le califica de anarquista, aunque él dice ser liberalista. Todos estos datos más la imagen desdeñada lo convierten en un joven que sin duda genera rechazo por los radicales y ortodoxos de nuestra sociedad, pero … es humano. El fallo que lo penaliza a 60 días de cárcel es a mi juicio un grave error. Creo que lo punitivo debe derivar también en caminos que otorguen oportunidades y espacios que distingan aspectos disciplinarios fundamentalmente. También no justifico que se impugne a uno solamente, siendo varios y aproximadamente 10 los que participaron en los hechos. Hay mucho dentro de ese joven, que lo hacen valioso, pues ha manifestado estar arrepentido (de nada sirve), seguramente luego de charlas y sugerencias de personas que sí le aman.
El ambiente penitenciario es un impacto que este joven llevará de por vida. No es para nada una lección como dijo el fiscal, es a mi entender una manera de hacerle sentir el peso y la dimensión del poder –de paso enviando un mensaje y una señal a los jóvenes de nuestro país-, y es un modo de reprimir hasta el dolor con la esencia de la JUSTICIA.
De mucho a diario somos culpables, de nada se nos condena, menos nos excusamos y menos asumimos, pero cuando clamamos por justicia … al parecer ella no se aplica con imparcialidad. Finalmente y asumiendo la impotencia de no contar con la respuesta … me pregunto si la jueza está conforme con el fallo y la condena …
si de verdad , creo que nos hemos visto antes, un placer verte de nuevo por estos lados.
ResponderBorrarun abrazo y bendiciones para tu vida.
princesa.
http://www.fotolog.com/princesa_baruj/
Concuerdo con lo planteado por el autor del blog en lo que dice relaciòn con la rapidez con que actuò la justicia en este caso, sòlo por ser la vìctima una jueza. Es cierto..en este paìs la justicia es clasista, nos guste o no. Mientras màs poder y dinero se tiene màs ràpidamente obraràn los estamentos del Poder Judicial.
ResponderBorrarPero en lo que no estoy de acuerdo es que por ese solo hecho se trate de " victimizar" a Jorge Lizama. El personaje en cuestiòn, creo no tiene nada de inocente, al contrario, busca maneras no correctas para expresar su descontecto por una sociedad que no le ha dado respuestas a sus inquietudes, por una sociedad que no ha sabido dar oportunidades a muchos jòvenes, que como èl, sienten que tienen mucho que decir.
Pero creo no es la manera correcta, menos utilizar para esa un dìa que, a mi parecer, debe respetarse. Para hacer un poco de memoria, el Dia del Joven Combatiente se instauro por las organizaciones populares ante e asesinato de los hermanos Vergara en tiempos de la dictadura y lo que menos se hizo ese dia fue homenajearlos a ellos.
En todo caso, creo que el hecho de haber enviado a la carcel a Jorge Lizama no fue la correcta. Si se quire lograr que estos jovenes se insertenen la sociedad, sean seres provechosos, que aporten, la carcel dista mucho de eso.
Creo una buena solucion serìa implementar en este paìs lugares en donde todos aquellos jovenes que son detenidos por conductas como la de Lizama puedan, por una parte, pagar por su delito, pero al mismo tiempo, que les permita desarrollarse. Quizàs una especie de granja, donde trabajen la tierra, generen sus alimentos, formación para que puedan obtener algun oficio, una buena terapia, etc.
Es mucho pedir?