En la parábola del Hijo Pródigo se expresa uno de lo sentimientos más maravillosos que un Padre pueda expresar por sus hijos.
En esa historia el menor exige su herencia y se aleja de sus padres, sus hermanos y su familia, para disfrutar lo que la vida pueda ofrecerle, viviendo de aquel modo momentos de placer hasta que el dinero se le agota. A la deriva, con hambre, con sed y sin lugar donde dormir, … aquel hijo meditaba en las comodidades con las que sus hermanos contaban, y sufría en esos momentos al pensar que él nada tenía.
Luego de mucho tiempo de vagar, pasar hambre y humillaciones, decidió volver a casa … el Padre al verlo llegar, corrió a recibirlo y lo estrechó entre sus brazos, … entonces el hijo cayó arrodillado y se abrazó a las piernas de su papá, abandonándose a las lágrimas del dolor y del arrepentimiento. El padre solo le acarició sus cabellos, con ello no solamente manifestando el perdón, sino el inmenso amor que un papá tiene por su hijo. Luego de esto, el padre organizó una gran fiesta para celebrar el regreso del hijo menor a casa.
El hermano mayor que observaba los acontecimientos producto del regreso de su hermano, esperó el momento para hablar a solas con su Padre. Cuando se encontraron solos, le enrostró que jamás él le había abandonado, que jamás él había recibido siquiera una res para celebrar con sus amigos, que jamás él le había pedido ni mucho menos exigido la parte de su herencia, … y que por tanto no comprendía la situación.
El Padre le miró profundamente a los ojos … tomó tiernamente con sus manos la cara de su hijo … y le dijo: “Hijo mío, … yo había perdido a tu hermano, … es cierto que te tengo a ti cada día, … y no dudes que tú para mí mereces todo, … un festejo solo es eso, … mi corazón sabe cual de mis hijos es más grande a mis ojos y a los ojos del mundo, … pero no seré yo quien premie tus esfuerzos y el amor que dices tenerme, … tu hermano se había ido, ha regresado y debemos alegrarnos, solo eso importa ahora”.
Luego de mucho tiempo de vagar, pasar hambre y humillaciones, decidió volver a casa … el Padre al verlo llegar, corrió a recibirlo y lo estrechó entre sus brazos, … entonces el hijo cayó arrodillado y se abrazó a las piernas de su papá, abandonándose a las lágrimas del dolor y del arrepentimiento. El padre solo le acarició sus cabellos, con ello no solamente manifestando el perdón, sino el inmenso amor que un papá tiene por su hijo. Luego de esto, el padre organizó una gran fiesta para celebrar el regreso del hijo menor a casa.
El hermano mayor que observaba los acontecimientos producto del regreso de su hermano, esperó el momento para hablar a solas con su Padre. Cuando se encontraron solos, le enrostró que jamás él le había abandonado, que jamás él había recibido siquiera una res para celebrar con sus amigos, que jamás él le había pedido ni mucho menos exigido la parte de su herencia, … y que por tanto no comprendía la situación.
El Padre le miró profundamente a los ojos … tomó tiernamente con sus manos la cara de su hijo … y le dijo: “Hijo mío, … yo había perdido a tu hermano, … es cierto que te tengo a ti cada día, … y no dudes que tú para mí mereces todo, … un festejo solo es eso, … mi corazón sabe cual de mis hijos es más grande a mis ojos y a los ojos del mundo, … pero no seré yo quien premie tus esfuerzos y el amor que dices tenerme, … tu hermano se había ido, ha regresado y debemos alegrarnos, solo eso importa ahora”.
(este post lo escribo pues viví el dolor ... uno de mis hijos se fué ... y regresó ...)
Siempre esta parábola del Hijo Pródigo me ha gustado muchísimo, encierra tanto amor por parte del padre, la humildad del hijo que la aprendió después de haber vivido su propia experiencia, el resentimiento del hermano mayor que después de ser el hijo fiel se sintió defraudado por su padre. En la vida algunas veces hemos sido hermano menor, a veces hermano mayor...pero lo importante, es llegar a ser como el padre, imitarlo, llegar a tener ese corazón tan bueno y amoroso para recibir y aceptar a nuestros hijos con sus defectos y virtudes, ayudarlos a entender cuando se equivocan, pues somos sus padres, quien más les dará ese amor incondicional!!! nadie....los amigos, las parejas o quien sea siempre tendrán alguna condición para aceptálos por sus defectos pero los padres aceptamos a nuestros hijitos y los amamos tal y como son.....me encanta el padre....con ese corazón hermoso.
ResponderBorrarHizo bien en recibir a su hijo, el hogar es el refugio de amor para ellos, donde los hijos lleguen y respiren paz....así sean adultos y lleguen de visita, deben sentir siempre que su casa es "hogar dulce hogar"