Escribo el día de hoy porque no puedo estar contento ni indiferente, … escribo intentando dejar en estas letras la tristeza, la angustia, el dolor y la impotencia de saberme parte de esta nación, que hoy conmemora uno de los lutos más trágicos y vergonzosos de su historia. Me refiero a la muerte innecesaria de 44 jóvenes de 17 y 18 años, y un suboficial que le brindaron su vida a esta patria, cumpliendo con un trámite civil llamado Servicio Militar.
El Servicio Militar siempre o generalmente ha sido considerado una amenaza para las familias acomodadas en nuestro país y son no pocos los recursos e instancias que se utilizan para evitarlo o evadirlo, pero aquellos jóvenes provenientes de familias de clase media y de bajos recursos, y que no cuentan con los “contactos” o bien ven en esta institución llamada “cumplimiento del deber” la posibilidad de cimentar un futuro que haga diferente la proyección en la vida, deben realizar este adiestramiento que les prepara para instancias de guerra. Lo anterior vale señalarlo pues el Servicio Militar es “obligatorio”, aunque muchas instancias en los últimos tiempos han planteado su calidad voluntaria.
Es cierto que las necesidades castrenses en orden a sostener y mantener su área, y preparar año a año a un número significativo de jóvenes, quienes reciben instrucción militar y logran sin duda el desarrollo de valores tanto personales como de camaradería, son ventajas y fortalezas que la sociedad requiere. No obstante, generalmente y desafortunadamente las jerarquías abusivas y el trato que los conscriptos reciben, no siempre son todo lo que quisiéramos fuera. No cuestiono que la disciplina y la verticalidad de los criterios utilizados sean nocivos, lo que genera reparos son los excesos cuando alguien ostenta el poder sobre un grupo de personas no preparadas y dispuestas solo a aprender, pues si bien disciplinar y reformar criterios de conducta es muy complejo, también lo es el hecho de que muchas veces la frontera del criterio se nubla.
Hasta el día de hoy reflexiono en este tema y lo llevo con mucho dolor en mi espíritu, … cómo alguien puede ordenar a personas bajo su mando y jóvenes no preparados, hacer una travesía ad portas del invierno, con viento blanco, en los faldeos de un volcán y sin contar con elementos ni técnicos ni de indumentaria solo porque deben obedecer una orden (seguramente para que se hicieran hombres, porque así lo dicen), … cómo a la fecha la Justicia -inoperante una vez más- se ha tardado tanto en sancionar las penas a quien y quienes de hecho son responsables de la muerte de 45 personas, … cómo la sociedad chilena olvida tan pronto una tragedia de tanta magnitud, y que hoy debería tener enlutado al país y adhiriéndonos al dolor de todas las familias que sufren, … cómo se ha ayudado y protegido a todos aquellos jóvenes que sobrevivieron y que vieron morir a sus compañeros en sus brazos, cuando se nos informa que cada uno ha llevado una vida separada y muy lejos de la protección social, … cómo?
A todas aquellas familias que perdieron un hijo maravilloso y que llorarán siempre su ausencia … desde esta humilde tribuna quiero expresarles que muchos en esta nación no olvidarán jamás esta entrega al deber … algunos chilenos estamos de luto, nuestros muchachos no merecen menos.
El Servicio Militar siempre o generalmente ha sido considerado una amenaza para las familias acomodadas en nuestro país y son no pocos los recursos e instancias que se utilizan para evitarlo o evadirlo, pero aquellos jóvenes provenientes de familias de clase media y de bajos recursos, y que no cuentan con los “contactos” o bien ven en esta institución llamada “cumplimiento del deber” la posibilidad de cimentar un futuro que haga diferente la proyección en la vida, deben realizar este adiestramiento que les prepara para instancias de guerra. Lo anterior vale señalarlo pues el Servicio Militar es “obligatorio”, aunque muchas instancias en los últimos tiempos han planteado su calidad voluntaria.
Es cierto que las necesidades castrenses en orden a sostener y mantener su área, y preparar año a año a un número significativo de jóvenes, quienes reciben instrucción militar y logran sin duda el desarrollo de valores tanto personales como de camaradería, son ventajas y fortalezas que la sociedad requiere. No obstante, generalmente y desafortunadamente las jerarquías abusivas y el trato que los conscriptos reciben, no siempre son todo lo que quisiéramos fuera. No cuestiono que la disciplina y la verticalidad de los criterios utilizados sean nocivos, lo que genera reparos son los excesos cuando alguien ostenta el poder sobre un grupo de personas no preparadas y dispuestas solo a aprender, pues si bien disciplinar y reformar criterios de conducta es muy complejo, también lo es el hecho de que muchas veces la frontera del criterio se nubla.
Hasta el día de hoy reflexiono en este tema y lo llevo con mucho dolor en mi espíritu, … cómo alguien puede ordenar a personas bajo su mando y jóvenes no preparados, hacer una travesía ad portas del invierno, con viento blanco, en los faldeos de un volcán y sin contar con elementos ni técnicos ni de indumentaria solo porque deben obedecer una orden (seguramente para que se hicieran hombres, porque así lo dicen), … cómo a la fecha la Justicia -inoperante una vez más- se ha tardado tanto en sancionar las penas a quien y quienes de hecho son responsables de la muerte de 45 personas, … cómo la sociedad chilena olvida tan pronto una tragedia de tanta magnitud, y que hoy debería tener enlutado al país y adhiriéndonos al dolor de todas las familias que sufren, … cómo se ha ayudado y protegido a todos aquellos jóvenes que sobrevivieron y que vieron morir a sus compañeros en sus brazos, cuando se nos informa que cada uno ha llevado una vida separada y muy lejos de la protección social, … cómo?
A todas aquellas familias que perdieron un hijo maravilloso y que llorarán siempre su ausencia … desde esta humilde tribuna quiero expresarles que muchos en esta nación no olvidarán jamás esta entrega al deber … algunos chilenos estamos de luto, nuestros muchachos no merecen menos.
QUE PUEDO DECIR.... SOLO SOMOS GRITOS AL VIENTO .... NADIE NOS ESCUCHARÀ... SOLO QUEDA ACOMPAÑAR EN SU DOLOR A LOS FAMILIARES DE ESTOS JÒVENES Y QUE PEDIR A DIOS QUE LES DE PRONTO ALGO DE TRANQUILIDAD .
ResponderBorrarNADA VA A CAMBIAR , ASÌ QUE DEBEMOS APOYARNOS ENTRE NOSOTROS YA QUE A LOS GRANDOTES NO LES INTEREZA LO QUE NOS PASE. ASÌ QUE !! NEHUÈN...PURO NEHUEN !!!