Ad portas de una elección municipal nacional, que llevará a los sillones alcaldicios a quienes desde ya postulan sus candidaturas a esta justa electoral, quisiera reflexionar sobre ese derecho adquirido que significa votar.
Recuerdo en aquellos años cuando el gobierno era militar, debíamos como obligatoriedad estar inscritos en los Registros Electorales para acceder a un trabajo en la administración pública, recuerdo también haber manifestado era injusto que se me obligara a realizar esa gestión, teniéndola siempre como una molestia. Luego con los años y cuando ya nuestro país tuvo elecciones: presidenciales, de diputados, de senadores y municipales, fui notando que esto de sufragar era muchísimo más que un derecho. Esa metamorfosis la viví en especial cuando (por obligación también) integré en tres oportunidades la mesa de sufragio que me correspondía y corresponde, ... en esas ocasiones viví la importancia del voto en toda su dimensión, resolviendo que quienes votaban cumplieran con las exigencias al respecto, ... dándome cuenta de que algunos inscritos en mi mesa ya estaban fallecidos, ... otros con temas penales, ... el compartir con los apoderados de los partidos políticos, ... la ceremonia del conteo, ... el cumplimiento de las normativas de oficialización de los resultados, etc. Luego de aquello disfrutaba la participación cívica, la responsabilidad adquirida en función de la democracia plasmada en el derecho ... y lo fundamental, ... entender que el voto logra un ganador, cuya representación estará siempre respaldada por este proceso.
Considerando que en la última elección presidencial cuya ganadora fue la Sra. Bachelet, es importante saber, que aproximadamente un 74% de los jóvenes entre 18 y 29 años no ejerció este derecho, los que en cifras unitarias son 2.400.000 más menos. Lo anterior sin contar a quienes estando inscritos, aún así no votan, argumentando es “una lata” ... más todos aquellos que anulan su voto, ... más todos los chilenos esparcidos en el mundo, y que no sufragan porque no existe ley que se los permita.
Frecuentemente escuchamos, vemos y oímos a ciudadanos quejarse y reclamar contra un sistema, que precisamente está liderado por “representantes del pueblo, debidamente elegidos”. Los jóvenes en particular nos dejan una sensación muy irreverente y de rechazo, en cuanto a la política y sus representantes en la actualidad. Pero ... cómo puedo yo ejercer un derecho a participar y opinar, si lo fundamental no lo hago?. Se dice que las mujeres dieron una batalla muy dura en la sociedad mundial para tener el derecho a sufragio. Se dice que quienes gobiernan, lideran a la minoría. Se dice que los jóvenes son indiferentes ... pero el deber cívico posee precisamente la arista del derecho. Me agradaría que quienes nos representan ... nos representaran verdaderamente ...
Recuerdo en aquellos años cuando el gobierno era militar, debíamos como obligatoriedad estar inscritos en los Registros Electorales para acceder a un trabajo en la administración pública, recuerdo también haber manifestado era injusto que se me obligara a realizar esa gestión, teniéndola siempre como una molestia. Luego con los años y cuando ya nuestro país tuvo elecciones: presidenciales, de diputados, de senadores y municipales, fui notando que esto de sufragar era muchísimo más que un derecho. Esa metamorfosis la viví en especial cuando (por obligación también) integré en tres oportunidades la mesa de sufragio que me correspondía y corresponde, ... en esas ocasiones viví la importancia del voto en toda su dimensión, resolviendo que quienes votaban cumplieran con las exigencias al respecto, ... dándome cuenta de que algunos inscritos en mi mesa ya estaban fallecidos, ... otros con temas penales, ... el compartir con los apoderados de los partidos políticos, ... la ceremonia del conteo, ... el cumplimiento de las normativas de oficialización de los resultados, etc. Luego de aquello disfrutaba la participación cívica, la responsabilidad adquirida en función de la democracia plasmada en el derecho ... y lo fundamental, ... entender que el voto logra un ganador, cuya representación estará siempre respaldada por este proceso.
Considerando que en la última elección presidencial cuya ganadora fue la Sra. Bachelet, es importante saber, que aproximadamente un 74% de los jóvenes entre 18 y 29 años no ejerció este derecho, los que en cifras unitarias son 2.400.000 más menos. Lo anterior sin contar a quienes estando inscritos, aún así no votan, argumentando es “una lata” ... más todos aquellos que anulan su voto, ... más todos los chilenos esparcidos en el mundo, y que no sufragan porque no existe ley que se los permita.
Frecuentemente escuchamos, vemos y oímos a ciudadanos quejarse y reclamar contra un sistema, que precisamente está liderado por “representantes del pueblo, debidamente elegidos”. Los jóvenes en particular nos dejan una sensación muy irreverente y de rechazo, en cuanto a la política y sus representantes en la actualidad. Pero ... cómo puedo yo ejercer un derecho a participar y opinar, si lo fundamental no lo hago?. Se dice que las mujeres dieron una batalla muy dura en la sociedad mundial para tener el derecho a sufragio. Se dice que quienes gobiernan, lideran a la minoría. Se dice que los jóvenes son indiferentes ... pero el deber cívico posee precisamente la arista del derecho. Me agradaría que quienes nos representan ... nos representaran verdaderamente ...
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