PENA DE MUERTE, ... justificada en ocasiones

En Mayo del año 2001 se derogó la Pena de Muerte en Chile, cuya pena capital se mantuvo durante 126 años como sentencia en el Código Penal chileno. Si consideramos la vigencia de ese castigo, fueron 52 personas las que fueron condenadas durante todo ese tiempo a esa situación jurídica emanada de un tribunal. Si bien al derogarse esta pena se “humanizó” la calidad de la ley, con ello también, se instalaba una política penal de “rehabilitación” la que hasta la fecha no demuestra resultados de relevancia ni siquiera menores. También y sin duda, se estableció en el ambiente ciudadano un cierto grado de permisividad para los delitos flagrantes y repudiables llámese “violación con homicidio” y otros aberrantes.
Hace unos días una niña de cinco años fue raptada, violada y asesinada (para luego lanzarla al mar) por un hombre que se beneficiará de la derogación de esta pena máxima. Seguramente los tribunales le sentenciarán a 40 años de reclusión llamada hoy “cadena perpetua”, y seguramente también en algunos años menos al dictamen, aquel personaje se beneficiará también de los factores de conducta que permiten la libertad. No concuerdo con la pena de muerte, pero asimismo, estoy de acuerdo con ella para casos como el señalado. La rehabilitación en los recintos penales de Chile, es a todas luces un fracaso, pues la reincidencia de los apresados es abismante y cada día mayor.

El problema en definitiva no es la justicia ni la ley (pues ellas nacieron y se decretan históricamente para aplicarse), la dificultad por tanto, es la “protección” proporcional que ella brinda en la actualidad a la potencial víctima comparativamente con el eventual victimario.