martes, 23 de marzo de 2010

SUSPICACIA, ... bacteria de la credibilidad

Han transcurrido varios días desde la campaña estilo teletón que de modo espontáneo organizó Mario Kreutzberger (Don Francisco), para ir en ayuda de las víctimas del terremoto y maremoto que sacudió a algunas regiones de nuestro país. En un comienzo se señaló públicamente que la cantidad de 15.000 millones de pesos chilenos (aproximados US$28 millones) cifra por alcanzar y reunir, se utilizaría en su totalidad en la construcción de 23 mil viviendas de emergencia (mediaguas), tarea asumida con anterioridad en el país por la organización no gubernamental llamada Un Techo para Chile liderada por el sacerdote jesuita Felipe Berríos.
Una vez transcurrida la jornada de solidaridad que se llevó a cabo en el Teatro Teletón en fechas 5 y 6 de Marzo de 2010, y tanto acreditados como determinados posteriormente el resultado final de donaciones, éste alcanzó la no despreciable suma de 45.000 millones de pesos chilenos (aproximados US$82 millones).
Es llamativo el comentario del padre Berríos, en entrevista concedida a haga click para ver la página completaRadio Cooperativa el Lunes siguiente al evento, y en orden a expresar que “exclusivamente los fondos de 15.000 millones de pesos se utilizarán en su totalidad en la construcción de viviendas” según se había propuesto en la campaña solidaria. También es notable su anuncio en orden a que estos dineros, serán auditados por Deloitte y esa información estará a disposición en la página web de Un Techo para Chile, esto con la finalidad de transparentar y brindar nitidez a la utilización de los fondos.
Pero fundamentalmente llamativo es el hecho de que los recursos que no forman parte de la cifra propuesta en la campaña, y que alcanzan la cantidad de 30.000 millones de pesos, serán administrados por la Fundación Teletón y según se ha informado con la finalidad de utilizarlos en la reconstrucción de escuelas y centros comunitarios supongo en las zonas afectadas, y haciendo énfasis en que esos dineros no serán utilizados en ítems propios de la Fundación cuya loable tarea es la de ayudar a la rehabilitación física. No se señaló en este caso alguna información posterior, que indicara auditorías o estados financieros o alguna página o lugar donde informarse sobre los movimientos presupuestarios de los fondos en cuestión.
La suspicacia es dañina para las acciones solidarias cuando aquellas no cuentan con toda la información tanto en su origen como en su desarrollo. Por otra parte la credibilidad en estas iniciativas juegan un rol fundamental, en especial cuando la ciudadanía aporta por una causa colectiva y ÚNICA. No es saludable se cambien las reglas del juego en este caso, pues si hubiese faltado dinero para lograr la meta, difícilmente se hubieran dividido los recursos.

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