lunes, 29 de marzo de 2010

CHINA, ... la caída puede ser global

En el año 2004 la población de la República Popular China ascendía a la cantidad de 13.000 millones de habitantes, lo que la ha convertido en el país más poblado del planeta. Intentando hacer una proporción, significa que esa nación milenaria posee 813 veces más los habitantes de Chile hoy (que alcanzan a 16 millones aproximadamente). No deja de ser relevante también, que las Fuerzas Armadas más numerosas y quizás la más poderosa del mundo, también se encuentre en manos de los chinos.
En la actualidad mucho sino todo lo que utilizamos desde suntuarios hasta lo más ínfimo en términos de productos, posee la etiqueta “made in China”. Notable es la tecnología, llamativo el avance, y relevante como la República Popular China se ha situado sin aspavientos y con mucho silencio, en la cima del desarrollo mundial.
Si bien la admiración por ese pueblo tiene sustento innegable, vale hacer algunos alcances que llaman la atención. Hace un par de días se informaba en los medios de comunicación del orbe, que China había reclutado "al menos 280.000 personas que han sido contratadas en varios niveles del gobierno para trabajar como “comentaristas online”. Conocidos de forma vulgar como “partido de los cincuenta centavos“, estas personas son pagadas para postear comentarios favorables sobre sus empleadores en salas de chat, redes sociales, blogs y secciones de comentarios de periódicos en línea. Muchos otros trabajan como voluntarios, como por ejemplo los estudiantes pertenecientes a la Liga de Jóvenes Comunistas, que aspiran a pertenecer más adelante al partido de los cincuenta centavos". A lo anterior vale agregar, que también hace un tiempo la empresa Google, amenaza con dejar el país chino en virtud de las barreras informáticas que impiden la libre circulación de información, en este orden incluso ya se ha fijado fecha para tal evento.
Recuerdo a alguien señalar que en los países asiáticos (en especial China) la legislación laboral y la protección social ambos en particular, no estaban muy a la par con los acuerdos internacionales. Ejemplarizaba aquel su comentario, en sentido de tomar conciencia que algunos trabajadores en esos países, solo percibían “un plato de arroz” como sueldo diario. Sorprendente comentario, pero sin duda señal de que los asuntos laborales y por ende sociales, no son proporcionales al desarrollo macro de aquellas naciones.
Los grandes imperios, las dictaduras, y todo orden vertical a través de la historia, han caído estrepitosamente debido a la revolución social, generada por el descontento mayoritario de la población. China es hoy una potencia a nivel mundial, pero sus gobernantes y habitantes, desconocen seguramente la responsabilidad que les cabe en aspectos fundamentalmente económicos, pues la economía ha demostrado cada día más su hipersensibilidad y respuesta a factores sociales a los que en el pasado era inmune. Conclusión … los chinos no son parte de otro mundo, sino del mismo que todos habitamos, … provocarlos con censura, y limitando su acceso también a la escasa libertad que aún tenemos, … es una olla a presión que cuando hierva y quizás estalle, no favorecerá absolutamente a nadie.

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