miércoles, 24 de agosto de 2011

ENCRUCIJADA, ... hacia dónde vamos?


Quienes verdaderamente han cuestionado el Sistema Educacional existente en Chile, entre ellos el mundo académico, instituciones no gubernamentales, organismos investigadores, gremios relacionados, pedagogos de nivel básico-medio, y otros aficionados, lo hemos hecho hace ya bastantes años siempre buscando la optimización con altura de miras más que con críticas antojadizas o destructivas, asunto que en lo propio queda demostrado en este espacio, el que en cinco años mayoritariamente contiene publicaciones sobre este particular tema.

El empoderamiento de la problemática, demostrada por los estudiantes movilizados hace ya tres meses en el país, nos llevan a deducir que existe con nitidez una dificultad estructural y sistémica, que no permite comunión de intereses y por tanto ensancha cada día más la brecha del acuerdo. Lo anterior fundamentalmente debido a la interpretación que cada protagonista le brinda a su postura y proposición.

A su vez, como las demandas exigidas por los estudiantes son transversales a las de la sociedad en su conjunto, se interceptan entonces una serie de factores agregados que hacen más engorrosa la solución. Más aún cuando la perspectiva que tiene cada una de las instancias, es radicalmente diferente, no obstante la demostrada voluntad de solución.

Si analizamos el lenguaje del ente gubernamental durante este conflicto, sin duda su ideología más técnica que política, ha situado sus propuestas de solución exclusivamente en mejoras de índole presupuestarias, y en ello cada vez que se ofrece una nueva solución, se agregan solamente más recursos. En definitiva el ejecutivo basa la solución en el dinero.

Los estudiantes universitarios demandan el fin de la inequidad (algunos exigen gratuidad), asunto que no tiene una solución estricta en el ámbito del dinero, sino en políticas claras, en normativas rigurosas, en la incorporación de recursos tecnológicos y materiales, el perfeccionamiento profesional y otros aspectos que conlleven finalmente a la Ecuanimidad Educativa. Consecuentemente, como obtener lo anterior requiere de medianos y largos plazos, las garantías exigidas se superponen a los gobiernos, por tanto a la fecha no es ni será posible obtener certezas de ningún poder del Estado.

Al día de hoy, y como resultado de las diferencias sin solución que más parece un laberinto sin salida: existen huelgas de hambre, semanales marchas, tomas de establecimientos educacionales y universidades, manifestaciones multitudinarias, y como broche de oro, se suma ahora el anuncio de paro nacional de dos días (24 y 25 de Agosto) del sector público, transporte público y de organizaciones sindicales y gremiales de las más diversas áreas de la productividad nacional.

Lo interesante como dicen muchos, es que la vulnerabilidad y debilidad del Sistema Educativo en Chile ha sido reconocida y asumida por gran parte de la Sociedad, incluso por sus autoridades y gobernantes. Los alumnos en este país hoy saben que la calidad y la equidad están en juego, por tanto si la fórmula de la pérdida de un año académico permite la reducción significativa de costos y deudas posteriores, bienvenido sea para ellos.

Lo negativo es la sensación ciudadana de inestabilidad social y de rumbo sin destino determinado. Es relevante señalar que esa sensación a su vez, no tiene tendencia partidista, ni color político. En definitiva, … se me ocurre que es difícil gobernar y sostener la paz social, cuando las soluciones a los problemas de hoy, no se atendieron en su oportunidad cuando eran más prácticas o dúctiles, y no tan titánicamente complejas como lo son ahora.

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